Este deporte es una disciplina automovilística con una
reglamentación propia y tiene cuatro grandes diferencias respecto a
las carreras en circuitos. En primer lugar, se disputan en vías públicas
convenientemente cerradas al tránsito rodado; en segundo lugar, el tipo
de vehículos utilizados deben ser aptos para circular por carreteras
públicas por lo que deben estar matriculados y dotados de los mismos elementos
obligatorios que el resto de coches como los faros, la rueda de repuesto o los
intermitentes. La tercera peculiaridad es que a diferencia de los circuitos,
los equipos que compiten en rally están dotados de dos personas:
un piloto y un copiloto, cada uno con una función distinta. La
cuarta y última característica es que mientras en circuitos, todos los
participantes toman la salida a la vez, en rally lo hacen de uno a uno con un
tiempo de un minuto entre ellos por lo que cada piloto compite en solitario y
rara vez se topa con un contrincante durante la carrera, salvo que este se haya
accidentado o se haya parado por una avería. Todos estos aspectos están fijados
en una normativa que la Federación Internacional del Automóvil, el ente
máximo del deporte motor, establece. Esta normativa es genérica para todos los
países, pero en cada uno ellos las respectivas federaciones locales pueden
variar las normas a su criterio. Por ello se puede establecer un patrón común
pero las características y funcionamiento de un rally varían si se trata de una
prueba del Campeonato del Mundo de Rally, una prueba internacional o una
nacional o regional.
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